¿Sabías que tú eres la extensión del universo?

Existen tres anclas que no nos pertenecen, existen para que te mantengas distraíd@ de tu gran poder.

La primer ancla son las creencias limitantes, aquello que nos hicieron creer y que no es real, sin embargo como crecimos escuchando a nuestros padres o cuidadores, llegamos adultos y nos cuesta liberar esa creencia o ese juicio, porque vienen de personas que nunca ponemos en duda que lo hicieron por amor y por evitarnos sufrimiento. Un claro ejemplo son refranes como “De eso tan bueno no dan tanto” porque no pensar que si dan y mucho más de lo que tu mente puede imaginar.

La segunda ancla son nuestros miedos y memorias de dolor, son consecuencia también de experiencias del pasado que no nos permiten experimentar nuevas posibilidades, y nos mantiene desconectados de nuestro poder, por temor a equivocarnos, a ser juzgados,  a perder,  o peor aún nos sentimos rechazados de nuestro clan [familia].

Siempre nos contaron que la familia es lo único que le da significado a nuestra existencia, si bien es cierto que hay que honrarlos y agradecerles, también ellos inciden en los resultados no tan prósperos y son la fuente de nuestra desconexión con nuestro poder interno. Con amor y compasión me elijo y me priorizo. 

La familia somos todos, todos hacemos parte de éste tejido, y me alejo de aquellas personas que no me suman, incluyendo mis progenitores y todo mi árbol genealógico.

Y la tercer ancla y la más poderosa es asumir una postura de víctimas, no somos víctimas somos responsables de absolutamente todo lo que llega a nuestras vidas, asumir postura de víctima lo único que genera es más de aquello que no nos deja avanzar, ¿porque responsabilizamos al gobierno, al esposo, familia, amigos, a todos los que están a nuestro alrededor?  debes observar que todo ser o experiencia son nuestros maestros, son reflejo de lo que internamente debemos transformar.